La mayor parte de nuestra
educación se ha basado en un método en cual, el profesor poseía los
conocimientos, llegaba a clase, los esparcía cuál tsunami, y al sonar el timbre
se retiraba para inundar otra aula. Con suerte, ese mar de conocimientos no te
derribaba, llegando a comprender parte de lo ocurrido durante esa hora. Si está
demostrado que una clase, mediante el método pasivo durante más de 15 minutos
hace que el alumnado pierda el interés, ¿por qué es a lo que estamos
acostumbrados? Si tras repetir y repetir, nosotros no hacemos otra cosa que
olvidar y olvidar. Parece lógico intentar abordar la difícil tarea de un
docente desde nuevas técnicas, total es cuestión de probar, si no sale bien
siempre podemos volver a repetir y repetir.
En el párrafo anterior he dicho
conscientemente “nuevas técnicas”, si bien, de nuevas no tienen nada, a la
mayoría de la población cuando se les habla de ellas no son capaces de
identificarlas como formación recibida durante sus años de formación. A mí
también me cuesta recordar a un profesor que llegase a clase y no se limitase a
desarrollar su exposición, que se fijase en los intereses del alumno, que
supiera suscitar nuestra curiosidad, y que ante nuestras demandas nos
respondiera y motivara a seguir aprendiendo. Pero si, este modelo educativo ya
existe desde principios del s.XX.
El modelo Germinal o Iniciativo
se desarrolló a principios del s.XX, una pedagogía donde el profesor se encarga
de buscar los intereses del alumno y fomentar su motivación. El alumno, al
tratar temas cercanos a él mismo, lo ve práctico, útil y sobretodo se le está
hablando de algo que ya conoce o tiene ciertas nociones, por lo que sólo tiene
que desarrollar esos conocimientos, ya que el interés hacia el aprendizaje,
será una tarea mucho más fácil de hacer que crezca en él. Una de las técnicas
que más acertadas me han parecido al investigar sobre el tema, ha sido el
cálculo vivo de Freinet. Acercar las matemáticas a problemas de la vida
cotidiana, como podían ser, el conocer las medidas de un campo, pesar
productos, calcular el precio de costo… seguro que hacía que los alumnos
quisieran saber que es una hectárea, y cuantas tenía su familia por poner un
ejemplo. Aunque en la actualidad a un alumno ahora lo más que le puede
interesar saber acerca de una hectárea, es que mide aproximadamente como un
campo de futbol. Pero si tenemos otros intereses que nos pueden llevar a las
matemáticas, el mundo actual sigue estando lleno de reglas de 3, Pitágoras,
Teoremas de Tales, ecuaciones, etc.
Otro de los puntos en los que
coincido, es en los Centros de Interés de Decroly. Parece de lógica que
atendiendo a las necesidades de los alumnos, estos por propio instinto querrán
aprender más sobre ellos. Decroly decía que había cuatro centros de interés:
necesidad de alimentarse; necesidad de protegerse de la intemperie; necesidad
de defenderse contra los peligros y enemigos; necesidad de acción, alegría y
vida en sociedad, actuar y trabajar solidariamente, de descansar. Que al igual
que lo desarrollado por Freinet hoy en día puede parecer obsoleto, aunque yo creo
que nos enfrentamos a los mismos problemas, solo que con otras herramientas. Si
bien, en Decroly se pueden ver influencias, o al menos similitudes con la
enseñanza que promulga el método Montessori. Desde la observación de cada niño,
podemos ver que necesita cada uno, y adaptarnos tanto nosotros, como el entorno
a ellos, y no al revés. Ya que somos nosotros quienes estamos al servicio de
los alumnos, y debemos poseer la suficiente destreza para captar que necesita
cada uno de ellos.
Todo esto, motiva mi enfado, al
conocer que otra forma de educar ya existía, o bien por falta de conocimientos,
de saber hacer, o no se porque. Las veces que puedo recordar a un profesor
enseñándome a través de ejemplos prácticos que se me hayan podido presentar son
escasas. Tampoco quiero decir que mis antiguos profesores fueran malos, o no
estuvieran motivados. Es una tarea difícil, que requiere un amplio conocimiento
por parte del profesor. Pero si en el futuro se me presenta la oportunidad de
enfrentarme a un grupo de alumnos, si que intentaré buscar cuales son sus
centros de interés, aplicar mis conocimientos a que ellos sean capaces de
desarrollarlos por si mismo mediante mi guía. Total, si no lo consigo siempre
puedo volver a una clase donde yo exponga lo que se, y ellos escuchen. Todo es
prueba y error, hasta conseguir que funcione.