Este ensayo pretende
acercarnos a la realidad educativa actual, viendo como la generación de un
curriculum que nos marque los conocimientos, actitudes y valores básicos, puede
ayudarnos a acercarnos a los alumnos en su educación. Si bien pone en relieve
la importante relación que existe entre el arte y la cognición, dos partes que
desde mi punto de vista han quedado en ocasiones un poco marginadas dentro del
curriculum. También marca la importancia de la instrucción y transmisión de
estos conocimientos a través del diálogo comunicativo continuo y discontinuo.
Sin duda, la organización
académica a través del curriculum es algo que ha favorecido al conjunto de la
sociedad, ya que intenta garantizar el principio de igualdad en la educación.
Si bien, el organizar las materias y los conocimientos para aprender no es
suficiente, hay que prestar atención a las necesidades generales, pero también
a las particulares. La variedad del alumnado se refleja en la edad, clase
social, entorno, medios del centro,… y todo esto son factores a tener en cuenta
en la planificación del curriculum. Esta visión de aprendizaje del alumnado
dividiéndolo según sus características, ha sido definida como el modelo de
desarrollo por estadios, la cual para mí se queda un poco escasa. No digo que
el modelo educativo funcione bien en base a edades, ya que es una forma fácil
de generalizar los aprendizajes y conocimientos que deben adquirir los alumnos
según la etapa del a vida en la que se encuentra. Pero si creo que el
desarrollo experto-novel es más completo, ya que ayuda a avanzar desde el nivel
de conocimiento novel ha un dominio más completo. A la vez que puede ser una
ayuda útil a las particularidades de cada alumno.
El texto Hernández, F. y
Sancho, J (1993) habla sobre cuatro perspectivas de como abordar el concepto de
currículum; tradición acumulativa del conocimiento organizado, conjunto de
experiencias de aprendizaje, como una tecnología y plan de instrucción. Y desde
mi opinión, todas ellas hablan de lo necesario que debe abarcar. El proponer
una serie de conocimientos permanentes, validos y esenciales es fundamental,
para conocer que es necesario aprender y enseñar. Idear el currículum como un
conjunto de experiencias planificadas desde la escuela, pone en alza los
procesos intelectuales, sociales y afectivos realizados por el alumnado. Para
mi la definición que mejor abarca lo que debiera ser el curriculum es la que lo
plantea como un plan de aprendizaje, pero también remarca los esfuerzos de
planificación que tienen lugar antes de la instrucción. Y retomando el modelo
de desarrollo experto-novel mencionado en el párrafo anterior, y parafraseando
a Freedman, K. (2006), creo que ha influido en el curriculum, ya que se ha
sabido gracias a la experiencia a no ser tan estrictos con una secuencialidad
de los conocimientos estructurada únicamente en la edad, y pasar a una
secuencia de niveles que busca el dominio de una disciplina.
Uno de los problemas que
han estado y siguen todavía hoy presentes en la educación, ha sido la
separación que se ha hecho es en la transmisión de conocimientos y del
sentimiento, la importancia de la emoción en la cognición. Por lo que no se ha
tenido tan en cuenta la educación en el ámbito del arte. Comparto esta
reflexión que hace Freedman, puesto que es lo que hemos vivido todos durante
nuestro desarrollo dentro del sistema educativo. Si bien queda demostrado con
el peso que han ido adquiriendo las asignaturas de arte durante nuestra
educación, pasando de ser optativa a obligatoria, apareciendo y desapareciendo
según el curso en que nos encontrábamos. Y sobretodo en la forma de su enseñanza.
Por ello, creo que la
forma de enseñar arte es fundamental. Ya que nos ayuda a relacionar entre la
forma, el sentimiento y el conocimiento. ¿Cómo llegar a este grado de
implicación? Ésta, sin duda, es una de las preguntas claves, no cabe duda que
el curriculum es una herramienta útil, pero no es la única. Creo al igual que
Freedman en el planteamiento de retos y expectativas al alumno, pues las consideradas
“obras de arte” han llegado a esta definición, debido a que han planteado
desafíos al observador y han promovido una respuesta de sorpresa intelectual al
espectador. Así que creo que no hay mejor forma de enseñar cultura visual al
alumnado que creando emociones en el aprendizaje ante el alumnado.
Hay que pensar y planear
meticulosamente los conocimientos que se quiere conseguir que los alumnos
aprendan, pero también cómo se quiere que los aprendan, teniendo en cuenta
todas las particularidades del alumnado. Aquí es donde el profesor tiene que
comprobar que la metáfora de Ellsworth, E. (2005) de los espejos no se está
produciendo, es decir, que no se está reflejando únicamente a el mismo, y que
ha girado su espejo para que su reflejo llegue a todos los alumnos,
desgraciadamente esto ocurre solo a veces, y los alumnos no ven lo que el
profesor cree que él está transmitiendo. El papel del profesor es fundamental a
la hora de articular las estrategias de aprendizaje de los alumnos, ya que es
él en primera persona quien se enfrente a los alumnos, y puede conocer cuales
son sus carencias y ver cual es la mejor forma de captar su atención.
Quizás es en este punto
donde el profesor toma la importancia que debe, ver como es su relación el
alumnado, y la mejor forma de comunicarse con él. Aquí es dónde Ellsworth pone énfasis
en el diálogo comunicativo a través de la continuidad. En como el mensaje
transmitido de un emisor (supuestamente dentro del sistema educativo éste
siempre es el profesor) es recibido por
un receptor (el alumnado) y cómo si éste último es capaz de comprender lo
transmitido el proceso comunicativo se ha producido con éxito y sin
discontinuidades. A modo de opinión personal, el mensaje transmitido por
Ellsworth falla un poco en este aspecto, es aquí donde entra en acción un
elemento importante e invisible, el ruido, un elemento que hace discontinua la
comunicación, y que en este caso es la forma que tiene de escribir la autora, ya
que hace complicado entender el mensaje, y hay partes que se pueden perder, o
necesitar de varias lecturas para llegar a su comprensión.
Estoy de acuerdo en la
idea que nos transmite Ellsworth en cómo cuando afirmamos haber comprendido
algún conocimiento transmitido, significa que nos hemos puesto la perspectiva
del emisor por encima de la nuestra propia. No tanto porque creamos que la suya
es la correcta y la nuestra no, pero para poder llegar a la comprensión es
necesario poner cómo válido lo comunicado. Y lo mejor de todo, poder llegar a
la autorreflexión y generar un pensamiento crítico.
Citando a Ellsworth “A
través de esta autorreflexión, mi encuentro con los otros me cambiará, y, como
resultado de esto, tendrá lugar el aprendizaje, o en otras palabras, la
diferencia.” Con la que estoy de acuerdo, y aprovecho para rebatir a Felman, el
cual decía que simplemente añadíamos información nueva a lo ya conocido, por lo
que no nos transformábamos. Y para mí, en la mayoría de los casos si es verdad
que la información recibida simplemente es un añadido de lo que ya conocíamos,
y no llega a ser algo revelador. Pero si que creo que ésta pueda generar un
nuevo yo ante estas ideas, ya que potenciará nuestras convicciones o bien las
dará como nulas, con lo cuál habremos cambiado.
En contraposición al
diálogo comunicativo se presenta el diálogo analítico, la discontinuidad y la
ausencia de direccionalidad por consecuencia. Desde mi punto de vista, la
direccionalidad que se crea a partir de la formulación de un curriculum
educativo como plantean Hernández y Sancho, no rechaza directamente la idea de
un discurso analítico. Puesto que un discurso analítico provoca una
comunicación más permeable, donde el interior individual toma sus propias ideas
y sensaciones, y creo en que esto potencia la idea del curriculum. Como cita
Ellsworth sobre Felman y Laub (1992).
Existe la discontinuidad mutua entre los
testimonios de cada uno de los testigos y los testimonios de todos los otros.
La razón de esto es que cada testimonio único y situado está constituido por el
hecho de que <<al igual que ocurre en un juramento, no lo puede realizar
otra persona>> (p. 206).
Este párrafo lo extrapolo
a la relación de profesor-alumno, relación que siempre es heterogénea, e
imposible de mantener siempre una continuidad. Cada profesor interactuará
diferente ante cada alumno, aunque su explicación sea la misma para el conjunto
de una clase, si bien, las circunstancias personales de cada individuo son diferentes, también cada
mensaje que transmita el profesor será recibido diferente por cada alumno. Aunque
un profesor quiera contar “la verdad”, es decir, un mensaje que sólo tenga una
lectura, es imposible romper con las discontinuidades.
Así, profesor y
estudiante no se encuentran totalmente situados durante la comunicación uno
frente al otro, sino que están situados del mismo lado, uno junto al otro, y
siempre hay un tercer participante, que puede ser los conocimientos previos,
experiencias, clase social… Un tercer participante que se escapa al control de
cada individuo.
Sin embargo, si que creo
que ambos tipos de comunicación son las que ocurren en la realidad, tanto el
dialogo comunicativo que se basa en la continuidad y en la comprensión directa,
como el diálogo analítico que busca la comprensión mediante las lecturas
indirectas, a través de la autorreflexión de los espacios vacíos. Para mí,
ambos conceptos pueden coexistir, y gracias a ello nuestro entendimiento se
enriquece. Mediante el diálogo comunicativo podemos responder mejor a preguntas
del tipo ¿qué? o ¿cómo?, y puesto que opino que no existe una “verdad
absoluta”, con el diálogo analítico se puede llegar mejor al descubrimiento
personal sobre cualquier tema.
Bibliografía
Hernández, F.
& Sancho, J. (1993). Para enseñar no
basta con saber la asignatura
Ellsworth, E.
(2005). Posiciones en la enseñanza (Vol. 10). Ediciones AKAL.
Freedman, K.
(2006). Enseñar cultura visual. Barcelona. Octaedro. Artículos.
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