Educadora,
pedagoga, científica, médica, psiquiatra, filósofa, antropóloga, bióloga,
psicóloga, devota católica, feminista y humanista. Así empiezan describiendo
numerosos artículos a la italiana María Montessori (1870-1952). Desde mi punto
de vista, un poco excesivo, pero sin duda tenía que dominar muchas de estas
materias para conseguir crear un movimiento pedagógico que hoy en día sigue en
marcha. De hecho, considero que ella misma es la muestra del modelo pedagógico.
Una mujer que se encontraba en un mundo de hombres, debía ser complicado ir a
la facultad de medicina y ser la única mujer. Este espíritu de superación ante
las dificultades de seguro que le motivó a desarrollar su trabajo de pedagoga. El
apoyo de su familia fue fundamental, al igual que uno de los principios del
método Montessori promulga, la importancia del apoyo del entorno en la
educación del niño.
Su trabajo en
la clínica psiquiátrica, donde pudo observar y analizar a los niños que tenían
problemas, le proporcionó la base metodológica de su manera de aprendizaje. La
observación del niño por parte del profesor, con tal de aprender cuales son las
necesidades del alumno y poder proporcionarle las herramientas para que
desarrolle la creatividad e iniciativa en el aprendizaje. La investigación a
partir de la prueba-error, dio con las claves de como hacer que los niños
aprendan.
A partir de
la observación y la prueba-error (paradigma cuantitativo) creó la “casa
bambini”, un lugar multidisciplinar, donde todo estaba pensado y orientado en
función de los niños que habían, con grupos heterogéneos de edad y
motivaciones, por lo que la colaboración y el aprendizaje entre ellos es
fundamental. Para mi esto es uno de los puntos más importantes dentro del
método Montessori, ya que se fomentan valores, se interrelacionan y se
comparten conocimientos. Otro de los puntos fuertes es el rol del profesor, un
observador que interviene lo justo para guiar y proponer desafíos, esto se me
hace semejante a las metodologías constructivistas, dónde el profesor no se
limita a dar información y el alumno a recibirla. Otra de las partes en que
estoy de acuerdo, es en no motivar al alumno mediante recompensa, o en el
castigo. Sin duda me parece que el hecho de que los alumnos sean conscientes de
cuando hacen algo bien, y su recompensa pase por sentirse orgullosos, les
inculca muchos más valores (responsabilidad, satisfacción por el trabajo bien
hecho, superación,…), y la finalidad que es el autoaprendizaje se ve mucho más
cercana.
Y para
finalizar, me parece muy acertada la frase de María Montessori “El niño
necesita ser reconocido, respetado y ayudado. El niño es el padre del hombre”.
Sin duda muchas veces son los alumnos quienes enseñan al profesor, y hay que
saber ver por qué una materia no se les da bien y otra si, y como motivarlos
hacia el autoaprendizaje. Lo único que se me hace un poco difícil ver es como
poner en práctica esta metodología pedagógica en la enseñanza pública, muy
costosa económicamente, por lo que deja de ser poco práctica, y llega
únicamente a una cierta parte de la población, creando desigualdades entre
clases sociales.
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